Con un adecuado aislamiento de la vivienda podríamos reducir el ruido molesto que percibimos en nuestros hogares hasta un 70%. De hecho, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, los ruidos excesivos produce en nuestro país hasta 1.000 muertes prematuras y unos 4.000 ingresos hospitalarios al año.
La situación es especialmente preocupante en aquellos hogares construidos antes de la entrada en vigor del Documento Básico de Protección Frente al Ruido, en 2009.
Para proceder a un buen aislamiento de nuestras casas lo primero que debemos hacer es detectar la procedencia de los ruidos que percibimos. Los más habituales son los que se transmiten a través de la estructura del edificio (golpes en las paredes, etc.), arrastrar muebles, ascensores y los procedentes de aparatos con volumen alto.
Si el ruido procede del exterior, normalmente producido por el tráfico, como ocurre en las grandes ciudades, lo aconsejable es colocar ventanas de doble acristalamiento con cámara de aire intermedia. Sin embargo, si el ruido procede de las casas de nuestros vecinos una posible solución puede ser levantar un doble tabique (aunque esto no solucionaría los ruidos estructurales). Si el ruido procede del techo entonces deberíamos proceder a insonorizarlo o convencer al vecino de colocar una solería aislante, cosa que resulta harto difícil de conseguir por razones obvias.
Pero lo mejor es ponerse en manos de una empresa especializada que nos aconsejarán de cuáles son las posibilidades que tenemos en cada caso.